9 de febrero de 2012

Flaco eterno!!










Una parte muy importante de nuestra adolescencia estuvo marcada por el Flaco, las guitarreadas, los fogones, nuestros pelos ya volados, los pensamientos, el acercamiento a la poesía, la sensibilidad de las canciones, el amor, la amistad y el compartir. La ida del Flaco nos pone muy tristes, pero a la vez nos refresca en la memoria los momentos inolvidables que vivimos en una época de la vida que recordaremos siempre con una nostalgia que combina la melancolía y la felicidad. El regreso de Almendra en Obras marcó para quien escribe una emoción dificil de borrar. En ese momento sentía que asistía un hecho histórico, hoy asisto a otro pero con la más profunda tristeza.







22 de noviembre de 2011

Evita y el voto de las mujeres, 60 años después

Su cercanía con las clases populares, con los sectores pobres, con los trabajadores, con los que siempre se sintió hermanada, le permitió comprender aun más sus necesidades y convertirlas en banderas.

Eva Duarte de Perón tenía 27 años cuando el 4 de junio 1946 el General Perón asume la presidencia: luchando por el fortalecimiento de las estructuras del Estado, para que quienes nunca habían tenido beneficios sociales pudieran obtenerlos. Su pelea fue por crear, promover y restaurar derechos de quienes aún no conocían esa palabra.
En esos tiempos le hubiera correspondido presidir la Sociedad de Beneficencia pero prefirió llevar a cabo su trabajo en el Hogar de Tránsito Nº 2, anticipo de lo que luego sería la Fundación Ayuda Eva Perón que, en los buenos momentos del Estado de Bienestar, albergó a madres solteras con niños a cargo, también a mujeres del interior del país que buscaban trabajo o viajaban a Buenos Aires por motivos de salud. Esto marcó una ruptura con las modalidades anteriores de asistencia a los pobres: en vez de considerarlos como sujetos de compasión y de lástima, pobres de valores, destinatarios de dádivas, eligió comprender estas situaciones como productos de inequidades e injusticias: amplios sectores de la población con deudas de justicia social y los transformó entonces en sujetos de derecho. Evita no era ya la primera dama, sino la militante.
Esta cercanía con las clases populares, con los sectores pobres, con los trabajadores, con los que siempre se sintió hermanada, le permitió comprender aun más sus necesidades y convertirlas en banderas. Dentro de ellas, identificó la lucha por el voto femenino, que había sido iniciada años antes por mujeres provenientes del socialismo y del anarquismo, como Alicia Moreau de Justo, Alicia Grierson, Elvira Dellepiane de Rawson y Silvina Ocampo, entre otras. Eva Perón abrazó la lucha por la igualdad de la mujer y su rol fue fundamental para la consecución de este objetivo demostrada por la masiva integración social y política de las mujeres que promovió el proyecto peronista. En este sentido en el año 1944, Perón creó la División de Trabajo y Asistencia a la Mujer, y en 1946 Eva pasó a presidir la Comisión Pro Sufragio Femenino y comenzó a presionar para que se sancione la ley. La actitud de Eva fue de lucha constante para que se aprobara el proyecto de manera que decide iniciar una campaña con el lema “La Mujer puede y debe votar” para apoyar dicha gestión. Como consecuencia, en 1947 se pueden identificar dos hechos contundentes: el mensaje radial de Eva Duarte convocando a las mujeres a luchar por sus derechos cívicos, y el 23 de septiembre del mismo año, la promulgación de la famosa Ley 13.010 que obliga a las personas de sexo femenino a votar dándoles derecho a que sean votadas.
El 9 de septiembre de 1947 se sancionó la ley, estableciendo que “las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o les imponen las leyes a los varones argentinos”, y que fuera votada por unanimidad. El 23, ante una Plaza de Mayo colmada, Evita afirmó que le temblaban las manos “al contacto con el laurel que proclama la victoria [...] Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas.”
Fue así como la Argentina se constituyó en uno de los primeros países en América con sufragio femenino. Bastante antes, Nueva Zelanda (1893); Australia del Sur (1902), Finlandia, primer país europeo que equipara el voto a varones y mujeres, lo hacen en 1907, Noruega en 1913, Dinamarca en 1915. Canadá concede el voto femenino en 1922, pero sólo a las mujeres de habla inglesa. En 1923, la mujer accede a las urnas en Austria, Hungría, Letonia, Polonia, Lituania, Estonia y Checoslovaquia. En Ecuador (1929) y Cuba (1934) lo realizan décadas antes que nuestro país. En síntesis, algo que hoy parecería impensable –cercenar derechos políticos por una cuestión de género– fue en muchos países –como en el nuestro– fruto de esfuerzos inconmensurables para su concreción.
A partir de la lucha incansable, con el derecho al voto, Evita logró hace 60 años que las mujeres de la Argentina pasaran a ser ciudadanas. Su voto del 11 de noviembre en el Policlínico Presidente Perón, durante una enfermedad que no le dio tregua, testimonia la búsqueda de ideales que no prescriben. Su mirada perdura en cada uno de aquellos a los que hizo sentir más humanos y más dignos, y trasciende las barreras de aquel contexto histórico, permaneciendo en el tiempo a pesar de los vaivenes de la vida.
Sus trascendentales palabras en torno a que donde existe una necesidad nace un derecho no son ni más ni menos que la perfecta síntesis de todo su obrar, y si se quiere de la postulación de la justicia social como eje del sistema jurídico, el que debe activamente detectar la desigualdad real y generar a partir de la misma una igualación por “compensación legal”, dándole derechos a los que nada tienen. Esta orientación de las normas –eminentemente protectorias del débil– es a su vez el tronco rector del Derecho del Trabajo y del Derecho Social en general.
La actualidad en nuestro país nos encuentra con la vigencia absoluta de ese sentimiento patriótico que ha puesto en la figura de nuestra presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, el símbolo máximo de igualdad de derechos y oportunidades en un marco de gran crecimiento y fortalecimiento institucional que genera la revalorización de los ideales de Eva Duarte de Perón con un claro respeto a la justicia social como valor máximo que la justicia puede alcanzar y que nos abraza a todos por igual.


Publicado el 22 de Noviembre de 2011
Por Oscar Cuartango Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires.

19 de noviembre de 2011

¿Que te pasa Beatríz?

¿Qué te pasa, Beatriz? por Norberto Galasso

He leído tu artículo en La Nación del lunes 24 de octubre. Y en verdad, Beatriz, estoy sorprendido, demasiado sorprendido. Casi una página de Beatriz Sarlo en el diario de los Mitre para sostener que si bien hay algunos “motivos económicos”, la causa del triunfo electoral de Cristina tiene su explicación profunda en que se trató de la “autoinvención” de una viuda. La lectura de ese artículo me dejó perplejo. Sólo se me ocurre preguntarte: ¿Qué te pasa, Beatriz? Vos quizás no recuerdes que nos conocimos en 1966, en la editorial Jorge Álvarez que funcionaba en la calle Talcahuano y donde circulaban jóvenes escritores progresistas (te supuse marxista). Después, te visité en un departamento de la calle Coronel Díaz para entregarte unas páginas sobre la Década Infame para la editorial de Carlos Pérez –lamentablemente desaparecido– (te supuse posadista). Más tarde, tuviste la gentileza de registrar algunos de mis libros como “recibidos” en tu revista Punto de vista (te supuse “prochina”) y en una ocasión, bajo la dictadura, nos encontramos en una manifestación obrera de la cual nos corrieron las fuerzas represivas con gases lacrimógenos (te supuse peronista de izquierda). Ya bajo el gobierno de Alfonsín, nos cruzamos, si mal no recuerdo, en el Teatro San Martín, pero no advertiste mi presencia, quizás porque moviéndote siempre en la crítica vanguardista no habías registrado en tu memoria esos encuentros casuales con alguien de la Izquierda Nacional, encuentros que no llegaron a convertirse en amistad, pero sí en esa complicidad recóndita entre quienes aspiramos a una sociedad distinta (aunque ya te supuse socialdemócrata). Por eso, cuando alguien me decía: Beatriz ha sido peronista, trabajó cerca del posadismo, fue prochina, pro alfonsinista y socialdemócrata yo intentaba justificar esos cambios como producto de una búsqueda, una auténtica y trabajosa búsqueda en un país complicado donde las palabras se vacían de contenido y hay que realizar grandes esfuerzos para saber lo que ocurre y dónde ubicarse. Siempre te consideré inteligente y sin ningún interés subalterno, fuese prestigio o dinero. Sé que no te importa demasiado saber que defendía tus giros políticos, como tampoco que siempre te he leído con respeto y te he valorado como intelectual. Quizás tampoco te importe ahora que te pregunte –siguiendo el ejemplo de Kirchner con Clarín– “¿Qué te pasa, Beatriz?”. Y formulé la pregunta porque ese artículo es indigno de vos y ahora debo suponer que te hiciste “mitrista”. Claro, para mí eso ya es más grave porque nunca he escrito ni voy a escribir jamás en La Nación hasta que –suceso imposible– ese matutino denuncie que Mitre fue un genocida que arrasó con el Paraguay según lo denunció Alberdi y lo cantó Guido Spano con aquel: “Ya no existe el Paraguay / donde nací como tú.”
Por eso siento la necesidad de reprocharte este último salto mortal que diste. Porque ya eran suficientes tus colaboraciones en Clarín para venir a recalar, desde hace un tiempo, en La Nación, que es, como se sabe, todo lo contrario de la nación. Siento la necesidad de decírtelo y no vas a poder contestarme “conmigo, no” porque vos no tenés “coronita” ni tampoco me podés imputar alguna actitud o conducta dudosa, ni concesiones de ningún tipo que hayan ido en perjuicio de las mayorías populares. Y vamos al artículo, donde reducís un gran triunfo electoral, por márgenes poco habituales del 54% de Cristina al 17% para la segunda fuerza (con la que casualmente vos simpatizás). Lo titulaste “Victoriosa autoinvención”. Y a poco de empezar reproducís, como si la compartieses, la declaración de la pitonisa derrotada, que espero que ya no salga más en las pantallas televisivas después del l% de los votos, es decir, de ser repudiada por el 99% de la sociedad argentina: “De lo que pase ahora, nosotros no somos responsables, sino los millones que la votaron.” Es decir, implícitamente, más de 11 millones de imbéciles, tontos, engañados o boludos, según el calificativo que quieras emplear. Pocas líneas después, te referís a un cántico: “Néstor no se murió / Néstor vive en el pueblo”. Y nada más. No, Beatriz, no, debiste decirlo completo: “Néstor no se murió / Néstor no se murió / Néstor vive en el Pueblo / la puta madre que los parió.” Así se expresa la juventud que proclama su dolor y su bronca por la muerte de un presidente militante, y también alude a sus opositores. Así, completito. ¿O es que en la Tribuna de doctrina no se puede putear? ¿Se puede mentir, difamar, distorsionar la historia, pero se trata de un órgano tan delicado y de tan elevada cultura que no se puede putear? Pero esto es anecdótico. Lo fundamental de tu artículo constituye una interpretación pobrísima de un acontecimiento riquísimo. Este último es el cambio operado en la Argentina en los últimos ocho años, que vos lo reducís a una cosmética fúnebre, a un montaje cinematográfico, a una “puesta en escena”, según lo subtitulás. Y esto no se puede permitir en una intelectual que hace años que piensa, elabora tesis, critica, argumenta con tan alto nivel que ha dado clases en la Facultad de Filosofía y Letras (¡ah! y también en Cambridge, supuesto templo de la sabiduría universal). Entonces decís –cuando tu pueblo se moviliza y le otorga a Cristina 40 puntos de diferencia respecto al segundo-, vos decís, -y no quisiera recordártelo– decís: “La Presidenta Viuda fue la protagonista de la obra y la directora de la obra, una creación suya y de un grupo muy chico de publicitarios e ideólogos que la dejó hacer y perfeccionó lo perfeccionable. En lo esencial, una autoinvención” (La Nación, 24/10/2011). Luego, seguís de este modo: “Después del entierro de Néstor, Cristina Kirchner dispuso casi de inmediato todos los elementos de la puesta en escena y vestuario: su luto, su palidez (atenuada con el transcurso de los meses), su figura erguida, su voz potente, que podía quebrarse por la emoción que ella misma se provocaba al mencionar al marido ausente.” ¿Cómo no nos dimos cuenta, Beatriz? Quizás se ponía cebolla cortada en el escote para provocarse lágrimas... y nosotros, tan boludos, ¡nos creíamos que era dolor, que era tristeza! Pero decís más todavía: “La Presidenta hizo una actuación de alta escuela, mezcla de vigor y emoción, se colocó a sí misma al borde del llanto y se rescató por un ejercicio público de la voluntad. Es la gran actriz de carácter sobre un escenario diseñado meticulosamente por ella misma.” Y más aún: “A veces, un flash la asimila a buena actriz de la televisión representando a una gran mujer política, el mismo empaque de señora que ha bajado a las cosas pero que conserva sus aires, la misma ropa con brillos, un poco de sobreactuación, un poco de distancia y mucho de afectividad.” Me hacés acordar a Borges, Beatriz, cuando dijo que el 17 de octubre fue todo una farsa armada desde el gobierno. Peor todavía, a Mirtha Legrand cuando dudó que el cadáver estuviese adentro del féretro o a Carrió cuando sostuvo que el llanto de los jóvenes lo organizó Fuerza Bruta. Y vuelvo a preguntarte: ¿Qué te pasa, Beatriz? No puedo creer que pienses que todo ha sido un invento, todo ficción. ¿En estos últimos años no hubo disminución de la desocupación, ni de la pobreza, ni de la indigencia, no hubo hundimiento del ALCA en Mar del Plata ni constitución de la Unasur, no hubo lucha contra la Sociedad Rural y las grandes corporaciones mediáticas, ni Asignación Universal por Hijo, ni Asignación Prenatal, ni matrimonio igualitario, ni Ley de Medios, ni hubo captación parcial de la renta agraria diferencial a través de las retenciones, ni estatización de las AFJP para recuperar los aportes previsionales de los trabajadores, ni aumento de jubilados y para jubilados? ¿Sólo hubo un escenario bien montado, una mujer pálida por el cosmético y una leyenda para incautos? Para peor, agregás que, por cierto, hubo “inversiones en cultura..., necesarias para montar el espectáculo” y contar con los artistas, aunque “habrá que examinar su transparencia porque hay mucho dinero en juego flotando por áreas grises”, es decir, “pan y circo”, o lo que es lo mismo “choripán y Coca Cola” para 11 millones de argentinos a quienes se les compraron los votos. No eran entonces boludos, eran corruptos. Y de esas inversiones en la farándula, con algo –reconocés– de “subsidios, miniturismo, bolsas de shoppings o plasmas”, se montó la gran mentira que provocó el 54% de los votos. Finalmente agregás que la gran “novedad en la historia electoral argentina no está dada por el triunfo por 40 puntos de diferencia sino en el lejano segundo lugar obtenido por Binner”. Eso sí es genuino e importante, ¿no es cierto?
Esos tres millones de votos fueron concientes, de gente culta, progresista, que seguramente leyó alguna vez las sesudas elucubraciones de “Norteamérico Ghioldi”. Aunque, te digo, no es tan novedoso: esa palidez del candidato, ese empaque y seriedad que hacen recordar demasiado a los socialistas del treinta, tan poco graciosos que a su candidato Nicolás Repetto lo llamaban el “candidato del cianuro”, algo así como el aburrimiento de De la Rúa, quiero suponer sin Banelco. Pero con un gran don de la oportunidad este Binner se abraza con otro “socialista”, el ex presidente uruguayo Tabaré (Marx los perdone desde la eternidad por llamarse socialistas), a quien supongo te referís cuando hablás del “inspirador uruguayo” que apoyó a Binner, que “supo esperar desde años atrás”, que vetó la ley del aborto y luego fue a decirle a Bush que le diera armas para hacerle la guerra a nuestra patria. Mejor referente, imposible.
Por eso te pregunto, ¿qué te pasa, Beatriz? Y no te enojés y me digas “conmigo, no”, ubicándote en una supuesta altura de ética, progresismo y cultura elevada para terminar descalificando la alegría de tu pueblo en las calles; desvalorizando un gran triunfo popular como hace muchos años no se había visto con tanta contundencia. ¿Acaso vale la pena rodar por la pendiente de esta manera para escribir en el diario que el genocida de la Guerra del Paraguay se dejó de guardaespaldas, como bien decía Homero Manzi? En serio, ¿te pasa algo, Beatriz?

15 de noviembre de 2011

Nelly Omar...eterna de verdad!!!

El milagro de una mujer
El 11/11/11 asistimos a un hecho histórico en el Luna Park: un único caso en el mundo de una artista que con 100 años a cuestas de dignidad, compromiso nacional y calidad artística cantó durante más de una hora de pié para su pueblo que colmó las instalaciones del estadio. Ya en 1998 en el Sindicato de Canillitas con 87 años, antes que empiece su recital, pensábamos si cantaría sentada, parada, pocos temas y como estaría su brillante afinación...ese día deslumbró una hora y media presentando su disco "Por la luz que me alumbra"...pasaron 13 años de aquel recital, la luz la alumbró y el milagro sigue intacto, como las grandes causas que abrazan los pueblos. Difícil será de olvidar este concierto en el Luna Park, salvo que, como esperamos, el año que viene la tengamos nuevamente sobre las tablas con todos sus atributos.
¡¡¡¡¡Salud Nelly eterna!!!!

14 de noviembre de 2011

13 de noviembre: Día del Pensamiento Nacional




A 110 años del nacimiento de nuestro gran escritor y pensador nacional, Arturo Jauretche, es importante destacar que este día 13 de noviembre, “Día del Pensamiento Nacional” fue institucionalizado mediante la Ley 25 844 promulgada en 2004 durante el mandato de nuestro querido y recordado presidente Néstor Kirchner.

Me parecía compartirr este día con las palabras de otro gran pensador nacional que luchó descarnadamente por nuestra Patria y por todo lo que tenía que estar incluído en ella, empezando por su propio pueblo y siguiendo con todo su patrimonio soberano: la tierra, el ferrocarril, el petróleo, y tantos otros temas que desvelaron su pluma para sembrar la conciencia nacional en el ideario del pueblo argentino.

Hay frases de Raúl Scalabrini Ortiz que tienen entre 50 y 60 años, pero que están totalmente vigentes para nuestra realidad de hoy, de una Nación Argentina que alumbra un amanecer de soberanía, de crecimiento y de dignidad iniciado en 2003 y hoy revalidado en 2011 por nuestra presidenta Cristina Fernández de Kircher quien declaró el año 2009 como el “Año de Homenaje a Raúl Scalabrini Ortíz”. (Decreto 2185/2008)

Scalabrini Ortíz ilustra:
“Actualmente el pueblo argentino va saliendo de ese marasmo satisfecho en que se lo había hundido… Está analizando, azorado, su realidad y verifica que sus dirigentes han colocado, poco a poco, a la república en condición de una factoría. Pero ante este nuevo estado de espíritu popular, el capital extranjero no permanece inerme… Se ordena y cohesiona para seguir asegurando sus privilegios. Para ello es indispensable coartar la voluntad del pueblo, ahogar la opinión y establecer un gobierno de fuerza y selección… La selección se efectuará naturalmente entre los allegados al capital extranjero que son los poseedores del prestigio social que da el dinero… lo económico tiene hoy primacía sobre todos los órdenes. Lo extranjero en esta tierra no es el hombre. El extranjero que aquí vive y se multiplica es hermano e igual al argentino. Lo extranjero aquí es el capital esclavizador y lo que no vaya contra él, está a su favor”.
[18 de diciembre de 1933]

“Las verdades individuales no obran en la dinámica social si no se delimitan y conexionan a sus semejantes, es decir, si no obedecen a una vibración del espíritu nacional”.
[1940, Política Británica en el Río de la Plata]

“Son las multitudes argentinas las que deciden en última instancia superando lo individual con una agudeza e intuición estupenda. Casi siempre han aventajado a sus gobernantes y quienes no las interroguen a diario, en vano intentarán ganar ascendiente en ella”.
[3 de enero de 1950]

14 de septiembre de 2011

A un año del Luna Park

Con su cansancio, por los momentos vividos y cuando nadie lo pensaba, estuvo presente en ese acto del Luna Park donde la juventud le brindó su afecto, su compromiso con la participación, con la militancia, decretando el final de esa frase que los jóvenes repetían 10 años atrás: "la política es una mierda" o el "son todos chorros". Néstor convenció a pura prepotencia de trabajo, de peronismo en obras, no de jarabe de pico. Esa juventud se sintió representada por ese hombre que en su primer discurso, con 22 % de los votos y con un 25 % de desocupación para remontar, afirmó que "no voy a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada"...muchos dijeron otro más que viene a chamuyar...No solo no las dejó en la puerta, sino que las entró y las redobló acompañado por su compañera de toda la vida y hoy Presidenta de todos nosotros, la mejor de los últimos 55 años.
Con prepotencia de trabajo, con ideales de fierro, enfrentando a quienes nadie se animó y profundizando el trabajo de ese compañero Presidente que siempre va estar en nuestros corazones: ETERNESTOR.

18 de noviembre de 2010

Mordisquito...el rumor


















Los medios basura al servicio de un proyecto


Ya ni hace falta nombrarlos, por suerte una gran franja del pueblo los conoce y de a poco va descartándolos de sus ojos y oídos, y si no los descarta es para escucharlos y verlos y decir: ¡Como mienten! ¿Estos se piensan que somos pelotudos? También es inédito, de un tiempo a esta parte, ir a los puestos de diarios y ver que los domingos al mediodía la pila de los clarines es muuuuy alta...cuando hace unos años a las 11 de la mañana uno no encontraba el arma de Magnetto.

Y muchos sostienen -sostenemos- que era cultural leer Clarín, el formato, la tipografía cómoda, el deportivo... todo escondía una gigatesca fantochada de publicidad (casi la mitad del diario), el rubro 59 ofreciendo todo servicio prostibulario, veinte páginas detrás de un informe muy profundo sobre la explotación sexual y las esclavas sexuales. Pura hipocrecía.

La misma hipocrecía de los periodistas televisivos (TN, Telenoche, etc.) del grupo emocionándose por los nietos recuperados, hasta que esos nietos pudieron ser e implicar a sus jefas/es en delitos de lesa humanidad.

Y hay algo muy efectivo para estos medios que es el rumor, el tirar data en contra, ya no del gobierno, sino de un proyecto que odian porque es Nacional y Popular. Estos rumores flotan en la impunidad de "fuentes confiables", "una alta fuente," "fuentes inobjetables", "un alto funcionario", "desde las más altas esferas", y todas esas máscaras de impunidad que los hacen decir con su cara más cospicua y hasta de poker las mentiras y barbaridades que desde hace mucho no se tiene memoria en radio y televisión.


Hay un audio del querido Enrique Santos Discépolo "Mordisquito" muy interesante cuyo link les dejo al final de la nota. Es muy cortito y claro. Hace casi 60 años los enemigos (no adversarios) eran los mismos, pasa que hoy tienen armas más potentes, más tecnológicas y con mayor poder de dominación, pero...como decía el General "si nosotros contamos con el apoyo del Pueblo somos invencibles" y hoy, después de casi 60 años, eso tiene plena vigencia.

http://www.anibalfernandez.com.ar/index.php/de-todo-un-poco/esto-es-asi/461-mordisquito

16 de noviembre de 2010

A cajón cerrado

A cajón cerrado

La exhibición de cadáveres siempre me fue ajena. Los judíos velamos a los muertos a cajón cerrado. Siempre es así, siempre ha sido así.

Supe de ese ritual a mis 14 años, cuando falleció Víctor, el padre de mi madre. Mi abuelo paterno, don Julio, mi maestro, a quien tanto le debo en esta vida y de quien tanto aprendí, me explicó en medio del dolor por esa pérdida que los judíos velábamos a los muertos de ese modo para respetarlos, para recordarlos tal y como quisiéramos recordarlos, dejando de lado la imagen de un cuerpo desposeído de todo: de su color, de su vida, y hasta de su alma. El cajón cerrado supone un ejercicio de la memoria; es el culto a la memoria antes que a la muerte. El cajón cerrado es la victoria de la vida sobre la muerte.

No hace falta ser judío para comprender esto. En sucesivos velorios a los que he asistido en mi vida, evité ver al muerto en su impúdica exposición. Recordando las palabras de mi abuelo, siempre preferí mantenerme a distancia del cajón cuando este tuviera la tapa levantada: es mi mayor muestra de respeto.

Lo que hizo Cristina es único y maravilloso: sustrajo a los buitres el cadáver de su esposo. Nos obliga a todas y todos a recordarlo en vida, en su actividad, en su humor (o mal humor). Claro, siempre es más sencillo ver el fiambre y quedarse con eso... pero la memoria es más compleja, y excede el sentido de la vista. La memoria es un hecho político y social. El alma de los muertos, en mi creencia, no se eleva hacia un séptimo cielo o una novena nube, sino que queda entre nosotros, en el recuerdo, en la memoria colectiva que la resignifica y le otorga un sentido preciso.

Cristina, al tiempo que nos entrega a un Néstor vivo, impidió que los mercaderes de la muerte publicasen el jueves 28 en su tapa la peor foto posible. Tengamos por seguro que no iban a seleccionar la foto del Néstor vital, sino que agigantarían la imagen del cadáver aún insepulto. Con un telebeam escrutarían al Néstor indefenso; lo diseccionarían en el programa de Gelblung; se lo comerían en el programa de Mirtha Legrand. De allí su odio, su teoría paranoica de que el cajón estaba vacío: Mirtha hubiera querido invitar a su mesa a Néstor Kirchner solo para deglutir su cadáver, acompañándolo con una guarnición de rúcula y arroz con azafrán, servido por una sirvienta negra (pero negra cabeza) de uniforme negro con delantal blanco, expresión degradada del lugar que le reserva a los sectores populares.

Mirtha, siempre Mirtha, irreductiblemente Mirtha, nunca podrá tragar a Néstor Kirchner, y aún ella, militante activa del odio y el olvido, deberá recordar a Néstor Kirchner en vida.

Señora Legrand: los únicos cajones que permanecen vacíos son los de los treinta mil desaparecidos. Por una vez en la vida, vieja de mierda, tenga decencia.

por Mariano Szkolnik