Evita nació en el año 1919 en un pequeño pueblo de la pampa Argentina llamado Los Toldos, nombre que hace referencia al tipo de vivienda-las tolderías-, que utilizaban los indios que habitaron originariamente la zona. Fue anotada y bautizada bajo el nombre de María Eva Duarte, hija de Juana Ibarguren Núñez y de su pareja Juan Duarte, quien nunca legitimó la relación. Duarte, hacendado y concubino de Juana Ibarguren, muere en 1925 dejando a ésta y a sus cinco pequeños hijos -la menor Evita-en el desamparo más absoluto. No obstante ello, Juana con su máquina de coser, trabajando día y noche y guardando la dignidad, logra mantenerlos y educarlos. Evita comienza a manifestar su vocación artística y viaja a Buenos Aires, la gran ciudad cosmopolita, en donde se instala a partir de 1934. Trabaja asiduamente en la radio e interviene en algunas películas.
Diez años después, a causa del terremoto que asoló la provincia de San Juan, pegada a la cordillera de Los Andes, establece relaciones de noviazgo con el entonces coronel Juan Perón, con quien se casa en diciembre de 1945.Trabajó infatigablemente junto a él hasta su temprana muerte a los 33 años en 1952. Hasta aquí los hechos más o menos puntuales de una biografía lineal para que el lector ubique cronológicamente a Eva Perón. Pero lo digno de destacar es su obra y su acción política y social. Evita representó antes que nada el carácter argentino, heredado seguramente de la visión de su pampa originaria que como el del gaucho es "indómito y soberbio". No se ató a los formales convencionalismos. Dañó los intereses privilegiados y benefició a los más humildes.
Tuvo, como se dice hoy, "una opción preferencial por los pobres" y toda su gestión se dirigió en ese sentido. Pero nunca hizo "clasismo", ni al estilo demócrata cristiano ni al modo marxista. Ella fue simplemente peronista. No anduvo con medias tintas. fue una mujer muy sensible, pero también dura, de gran carácter, que rigoreó a sus enemigos y protegió a sus "grasitas descamisados". Al respecto vale la pena recordar una anécdota: Desde el automóvil que la conduce a una recepción de gala, Evita ve una anciana llorando en la puerta de un Banco. Baja, entra con ella y pregunta: "Señores, ¿Quién de ustedes fue el hijo de puta que le dijo a esta señora `vuelva mañana`?". Estaba convencida que el proyecto político del general Perón, de una "Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana" era posible y por su instauración luchó hasta el fin. Fue Evita la que con tesón logró que la mujer argentina fuera la primera que votara en nuestra América.
El voto femenino es un logro suyo casi exclusivo. Tuvo lugar en 1947 y fue aplicado por primera vez en la República Argentina en 1951. Ella fue una mujer hecha y derecha, enamorada de su esposo, volcada hacia los más desprotegidos y amante de su Patria. Su temprana muerte a los treinta y tres años, acaecida en pleno cambio de las estructuras sociales de la vieja sociedad conservadora, la transformaron lentamente en un mito fundador de los argentinos, lo mismo que Juana de Arco para los franceses. Incluso, siempre se ha hablado del gran secreto de Evita, y el padre Hernán Benítez, su confesor, ha afirmado muchas veces que "Ella caminaba en el sendero de Dios". Me parece muy importante recordar hoy que hace cincuenta y seia años se producía uno de los hechos en la legislación institucional más importantes del siglo, cual fue el logro, en el Congreso de la Nación, del voto femenino.
En el año 1947 y precedido de la formidable acción de María Eva Duarte de Perón, movilizando a las mujeres de la Patria, precedido también de muchas mujeres que lucharon por esta reivindicación en anteriores momentos de la vida de la Nación, fundamentalmente del siglo XX pero que no tuvieron el consenso o la posibilidad de que se convirtieran en ley, todo esto se resumió en un día de 1947, en la institucionalización del voto femenino. Las elecciones siguientes marcaron el nivel más alto de participación de toda la historia de la mujer en las Cámaras de Diputados y Senadores del país. Hubo después una enorme disminución en esta representación de la mujer, de los partidos políticos en el Congreso de la Nación y en las provincias; y es con el reinicio de la democracia donde aparece un envión muy importante de esta reivindicación planteada por las mujeres que encuentran su otro correlato importante en la ley que instituyó el piso del treinta por ciento para acceder a los cargos electivos en todo el país y que marcó una presencia interesante de la mujer en todos los estamentos legislativos de las provincias y de la Nación. Habrá un día en que la mujer pueda archivar esta ley por innecesaria porque será el día en que naturalmente los partidos políticos reflejen en sus nóminas y en sus listas lo que realmente representan las mujeres: la mitad del padrón del país y la fuerza motora más importante en la tarea militante de los partidos politicos y de las organizaciones sociales.
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