5 de noviembre de 2007

Oscar "Gato" Smith

Dió la vida por defender los derechos de los trabajadores. Fue secuestrado el 11 de febrero de 1977 por los grupos de tareas de la dictadura militar, en la Av. De Benedetti, viaducto de Sarandí, Avellaneda, provincia de Buenos Aires, cuando iba solo en un Dodge 1500 hacia el Sindicato de Luz y Fuerza, donde era Secretario General. Desde ese día no se supo nunca más nada de él.
Oscar Smith es un claro ejemplo de sindicalista comprometido con los intereses de los trabajadores que hoy lo recuerdan en su gremio como "Nuestro siempre Secretario General". Smith es un claro ejemplo de como se debe practicar sindicalismo, como un dirigente gremial tiene que representar y defender los intereses de los trabajadores y ningún otro interés ajeno al mandato que le dieran sus compañeras y compañeros.
Smith, luego de estudiar en la escuela técnica de SEGBA, comenzó a trabajar en el sector de cobranzas y facturación de la empresa de electricidad. Empezó elegido por sus compañeros de sector como Delegado, Secretario de comité del lugar de trabajo, Titular de la comisión de reclamaciones, Secretario Gremial y finalmente Secretario General, en diciembre de 1974, elegido por más del 94 % de los votos. En el momento de su desaparición, tenía 45 años recién cumplidos -había nacido el 8 de enero de 1932-, una esposa -Maruja- que a partir de ese momento iba a adquirir un temple de acero y dos hijas pequeñas, Bibiana y Daniela. A más de 30 años de su desaparición, Oscar Smith encarna un símbolo irrenunciable de militancia puesta al servicio de los trabajadores.
En su libro de Memorias, el Srio. General de Luz y Fuerza de Cañada de Gómez, Abel Kauffeler, escribió: "Desde aquel fatídico 11 de febrero de 1977, Oscar Smith se convirtió en símbolo de nuestras luchas por mantener viva la llama de la dignificación social. Es un símbolo que le dice a las nuevas generaciones que los ideales se eternizan si en esas luchas atesoramos el inextinguible ejemplo histórico de Oscar Smith".
Dijo Smith en el momento más duro del conflicto por la defensa del Convenio:"El que se va de Luz y Fuerza no vuelve más, porque para nosotros defender el Convenio es como defender la propia vida. Además lo que se pierde luchando, tarde o temprano se recupera". Oscar cumplió a rajatable lo que tantas veces se cantaba en las marchas enfrentando a la dictadura, en las reuniones del Sindicato, en las comidas mutuales o en cualquier lugar donde asistían trabajadores de la empresa eléctrica:
"Luz y Fuerza compañeros,
es nuestro segundo hogar,
debemos ser los primeros
en hacerlo respetar".
"Hoy tenemos un mandato
que tenemos que cumplir
y es que a nuestro querido Sindicato
lo debemos defender hasta morir".