Siguiendo los pasos de su padre, trabajó en el mismo frigorífico Lisandro de la Torre y también en el Wilson, iniciando su carrera sindical en sus primeros años de obrero como delegado gremial, camino que no abandonó cuando cambió de actividad al ingresar a una compañía de levaduras de cerveza en 1969.
En ese ramo y luchando desde las bases, siete años más tarde, a poco del golpe de Estado que derrocó a María Estela Martínez de Perón, es elegido secretario general de la Federación Argentina de Trabajadores Cerveceros y Afines, que para entonces tenía algo más de 6.000 afiliados.
Desde esa trinchera en el gremio cervecero, Saúl fue ganando notoriedad en el contexto del movimiento obrero y así llega a conformar la Comisión Nacional de los 25, expresión sindical que le presentó lucha frontal a la dictadura del proceso militar. Fue en diciembre de 1980 que asume la conducción de la CGT-Brasil- de un movimiento obrero dividido, donde estaba la otra CGT denominada Azopardo.
Ubaldini era “joven, voluntarioso, ignoto y fácil de manejar”... eso pensaban Lorenzo Miguel y el petrolero Diego Ibáñez, cabezas sindicales de las 62 Organizaciones. Con el tiempo, terminarían dándose la cabeza contra la pared más de una vez por haber proyectado al estrellato a un hombre que siempre privilegió su autonomía por sobre los deseos de esa entelequia sindical que son los "cuerpos orgánicos".
Es al frente de esa central obrera que Ubaldini, el 7 de noviembre de 1981, convoca a una marcha por las calles del barrio porteño de Liniers que termina en la iglesia del patrono del trabajo, San Cayetano, marcha que se constituye en la primera expresión masiva en contra del régimen militar con más de 10 millares de personas pidiendo por una vida en democracia. Jornada que tendría su parangón el 30 de marzo de 1982 con otra movilización contra el proceso militar que recibió una sanguinaria represión de las fuerzas policiales en el centro porteño, golpiza que no hizo achicar a un corajudo y curtido Saúl Ubaldini. Estuvo detenido en el penal de Caseros. Ese día fue a parar a la cárcel con más de cuatro mil compañeros, incluído este servidor, que escribe aquí.
30 de marzo de 1982. Más de cuatro mil trabajadores detenidos
“Llorar es un sentimiento pero mentir es un pecado”
Con el objetivo cumplido del retorno a la democracia y el justicialismo en crisis por haber sido derrotado en las urnas, el ex secretario general de la CGT se transformaría en el crítico más acérrimo del gobierno radical de Raúl Alfonsín en el ’83. Desde ese lugar pasa a ser el jefe virtual de la oposición nucleando a distintos sectores de la sociedad y la política, y pasa a encabezar en febrero de 1984 una movilización a la Plaza de los Dos Congresos para rechazar la llamada "Ley Mucci", signada como la herramienta con la que Alfonsín se proponía atomizar al movimiento obrero argentino.
El triunfo de Ubaldini contra la iniciativa radical plasmado en una Ley Mucci que no prosperó en el Senado de la Nación, fortaleció el liderazgo del secretario general de la CGT que le dio las fuerzas suficientes para rechazar también el Plan Austral del entonces ministro de Economía, Juan Vital Sourrouille. En ese marco de la presidencia de Raúl Afonsín fue que Ubalini protagonizó al frente de la central obrera los famosos 13 paros generales, que le dieron un tremendo golpe al hígado de la estructura del gobierno radical, que llegó a su término con la renuncia de Alfonsín seis meses antes de cumplir su mandato.
Los contrapuntos verbales que se prodigaron Ubaldini y Alfonsín por esos días no hicieron que uno y otro guardase con el tiempo rencor alguno. Tal es así que en octubre de 2001, en plena hecatombe de la crisis casi terminal que vivió el país con De La Rúa como presidente, Alfonsín y Ubaldini se encontraron en la CGT y se prodigaron un sincero estrechón de manos.
Entre esos cruces se destaca el de 1986 cuando Alfonsín dijo aludiendo al sindicalista que "el país no está para mantequitas y llorones", a lo que Saúl respondió desde una Plaza de Mayo desbordada por la multitud que "llorar es un sentimiento, pero mentir es un pecado", en clara referencia a las promesas electorales incumplidas con las que el mandatario había apuntalado su campaña que le permitió llegar a la Casa Rosada. Fue en ese año, 1986, que se unifica la CGT y Ubaldini se convierte en su único conductor hasta 1990.
El comienzo del fin para Ubaldini se llamó Menem, que ya como Presidente le dio alas al gastronómico Luis Barrionuevo y a los otros "gordos", para buscar apoyo sindical al ajuste salvaje que se venía. El riojano procuró entusiasmar al cervecero con una agregaduría laboral en España. Pero Ubaldini no compró. Y así fue como se atrincheró en la sede de Azopardo, viendo como se iban sus aliados, hasta quedarse literalmente solo en ese viejo edificio, al que sólo abandonó ante una amenaza concreta de desalojo.
En 1993 tiene una mala experiencia política al postularse por fuera del PJ como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, al ser derrotado por el duhaldismo. Pero eso no lo amilanó en sus pretensiones de ocupar un espacio por el movimiento obrero en el escaño político y es electo diputado nacional en 1997 y 2001 con mandatos completos de 4 años. El último lo cumplió el 10 de octubre de 2005 como presidente de la Comisión de Legislación del Trabajo.
Cuatro días antes de que las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas que conduce el dirigente rural de la UATRE, Gerónimo “Momo” Venegas, en el marco de inauguración de su nueva sede de la Av. Independencia y Urquiza de esta Capital Federal, le brindara un homenaje por su trayectoria gremial y política, en coincidencia con los 25 años cumplidos de haber asumido al frente de aquella valiente CGT Brasil.
Saúl Ubaldini fue un líder emblemático del movimiento obrero argentino, un modelo de lucha sin condicionamientos que supo poner lo que hay que poner en los peores momentos que supo vivir nuestro país, como fue el proceso militar que sembró el terror en nuestra sociedad.
Su historia habla por si sola, una gran persona para quienes lo tratamos personalmente, un gran conductor sindical y un tipo que nunca hizo bandera de la resistencia al modelo ni se paró en esa resistencia solitaria para construir nada personal. Sabía el lugar que le corresponde a los conductores del movimiento obrero es siempre la lucha y la resistencia, ello no es una virtud sino una cualidad inherente a su condición.
1 comentario:
Aplaudan!! Aplaudan!! No dejen de aplaudir!!
Los goles de Ubaldini que ya van a venir!!
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