Abrir bien los ojos, escuchar bien la radio, leer atentamente los editoriales de Clarín, La Nación, Ámbito Financiero, Crítica, etc. y no dejarse llevar por nuevos líderes que aparecen hoy como salvadores de la Patria y por una oposición que no deja pasar oportunidad para subirse a cualquier tren que lleve una crítica al gobierno nacional.
La memoria sobre quienes hoy pregonan libertad de movilización y hace cuatro años pedían palos para otros cortes, es fundamental. Esa memoria nos va a servir para no dejarnos llevar por la coyuntura y por lo inmediato que muestran los medios con clara intencionalidad opositora.
Un poco de memoria
El 24 de marzo de 1977, al cumplirse el primer aniversario del gobierno de Jorge Rafael Videla, la Sociedad Rural publicó una solicitada en la que expresaba su “adhesión a tan fausto acontecimiento”. “Las Fuerzas Armadas debieron por fuerza y en contra de sus propios deseos llenar un vacío de poder. La lucha contra la subversión ha sido llenada con alto valor y éxito creciente. Se han puesto en marcha las acciones que conducen a la Argentina a un destino de orden, progreso y felicidad”.
1977 - Mensaje de la Junta Militar: “Esta Junta Militar reafirma los valores de la moral cristiana, del comportamiento ético, del derecho a la libertad, a la seguridad y a la vida, y asume, una vez más, el compromiso de salvaguardar y modernizar al país.” Mensaje de Pinochet a Videla: “Cordiales saludos y deseos de bienestar”. Celebraciones en destacamentos militares de Tucumán, La Plata, Córdoba, Rosario y Corrientes presididas por Antonio Domingo Bussi, Ibérico Saint Jean, Luciano Benjamín Menéndez, Leopoldo Fortunato Galtieri y Cristino Nicolaides. Notas de adhesión y agradecimiento a las Fuerzas Armadas de Asamblea Permanente de Entidades Gremiales y Empresarias, Colegio de Abogados, Asociación de Bancos Argentinos, Asociación de Bancos del Interior, Cámara de Exportadores, Bolsa de Cereales, Unión Comercial Argentina y Sociedad Rural.
Declaración de la Sociedad Rural Argentina sobre el gobierno del Gral. Videla: “Este proceso requiere el apoyo y sacrificio de todos los sectores, un reordenamiento presupuestario y la liquidación de las empresas del Estado”. Solicitada de la Comisión de Afirmación de la Revolución Libertadora: “Esperamos que de acuerdo con nuestra histórica posición de integrantes de la civilización occidental y cristiana se abandone toda participación en el Tercer Mundo”.
La Sociedad Rural financió a la junta militar que tomó el poder el 24 de marzo de 1976. El golpe había sido precedido por una huelga patronal del campo liderado por la Sociedad Rural, muy similar a los días previos del golpe militar en Chile del Gral. Pinochet contra el gobierno democrático de Salvador Allende.
En su mayoría, los miembros de la Sociedad Rural viven en la Capital Federal o la zona norte del conurbano. Habitan los grandes pisos de Avenida Libertador, en Palermo Chico o en los country aledaños a la Ciudad de Buenos Aires. Son profesionales, muchos graduados en el exterior y que atienden sus campos junto con otras inversiones. La estancia es un lugar casi de visita, de reuniones sociales, de veraneo. Sus campos van desde 1500 a 25.000 hectáreas. Esto ocurre desde que sacaron la mayor tajada de la conquista del desierto, que auspiciaron y financiaron. La sede de la entidad se encuentra en la calle Florida. Tiene el estilo de un palacio europeo, con mármoles importados y un busto de Martínez de Hoz (el fundador) en la entrada.
La influencia política de la entidad ha sido determinante desde su misma creación. Estuvo asociada a las dictaduras, a los proyectos autoritarios y, más recientemente, al menemismo. Su dirigencia privilegió la coincidencia ideológica con el entonces presidente Menem, aunque el tipo de cambio retrasado fuera una espina dolorosa para sus negocios. Lo principal en aquellos años, como destacaba su presidente de entonces, Enrique Crotto, era la aplicación del neoliberalismo sin anestesia, el corrimiento del Estado y el libre comercio.
Más allá de sus simpatías, la Sociedad Rural intentó históricamente mostrarse cerca del poder, infiltrando a los gobiernos con funcionarios propios en el área de Agricultura. Una de sus armas favoritas de seducción era el Jockey Club, con el que siempre mantuvo una relación amistosa, y adonde llevaba a los dirigentes políticos permeables a sus encantos. Por allí pasaron muchos de los jerarcas de la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983.
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